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“Mi pueblo perece por falta de conocimiento”. (Oseas 4:6).

EL CAMINO

“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15:5).

LA VERDAD

“Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. (Génesis 2:24).

Y LA VIDA

“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,a los que han sido llamados de acuerdo con su propósito”. (Romanos 8:28).

JESUCRISTO.

“Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe”. (Mateo 19:6).

miércoles, 20 de agosto de 2014

Dios no mira las apariencias.


Nuestros ojos tienen limitaciones.
Hace varios años conocí a una chica muy humilde, ella fue mi compañera de estudios en bachillerato, nosotras estudiamos bajo la modalidad de bachiller Técnico Medio, por lo cual teníamos el privilegio de realizar pasantías profesionales; recuerdo que en esa época sentía una gran preocupación pensaba que su aspecto físico sería un impedimento para ella pudiese encontrar un trabajo, pero mi sorpresa fue que no sólo encontró empleo sino que se convirtió en personal de alta confianza en la empresa donde había sido contratada. Me alegré muchísimo por la noticia y también por haber aprendido una lección. “No todo lo que vemos con nuestros ojos es real”.

Generalmente las personas viven juzgando la apariencia de los demás, muchas veces se sienten superior a otros y sin titubear, piensan o expresan ideas equivocadas sobre la inteligencia o capacidades de otras personas, lamentablemente muchos se han dejado lastimar por malos comentarios o actitudes recibidas de los demás y renuncian a sus sueños al creer en lo que otros dicen, pero hoy yo te digo: “El Señor no mira la apariencia sino el corazón, y a quien tu puedes ver bien humilde podría llegar a estar muy por encima de lo que ahora eres”.

El reinado de David: Dios al ser decepcionado por la soberbia y desobediencia del rey Saúl, encomendó al profeta Samuel  la búsqueda  de un nuevo rey para Israel, y estas fueron las instrucciones del Señor: “No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón”. (1 Samuel 16:7).

David, quien llego a ser rey de Israel, era solamente un pequeño pastorcito, el menor de una familia y de apariencia muy frágil, nadie imaginaría que él se convertiría en el hombre más poderoso de todo Israel, aún ni su mismo padre Isaí lo imaginaba, así que cuando alguien te diga tú no puedes, dile mentalmente yo no, pero el que está conmigo sí.

Escrito por: @YelitzaGuez
“No juzgues las apariencias”.


lunes, 18 de agosto de 2014

¡Fuiste tú!



Los mensajes ocultos dentro de las canciones.

martes, 12 de agosto de 2014

El miedo de Amar.

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